La lógica y habitual pregunta que todos nos hacemos cuando vamos a comprar algo es cuánto nos va a costar. Es una pregunta muy abierta cuando hablamos de domótica de la misma forma que lo es cuando hablamos de lo que cuesta una casa o un coche.
Hace un par de semanas vía Twitter leí una noticia que se había publicado en numerosos medios electrónicos, aunque el titular en casi todos era el mismo: ¿Cuánto cuesta convertir una vivienda en domótica? Entre 1.500 y 3.000 euros. Más o menos en las mismas fechas en otros medios aparecía esta otra noticia El Hogar Digital ‘MetalTic’ ha sido inaugurado por parte del Presidente de la Generalitat Valenciana. En esta última se podía leer: “El diseño de la casa, denominada ‘MetalTic’ Hogar Digital […] con casi 300.000 euros recibidos del IMPIVA, el Ministerio de Industria y Feder…”. Vaya lío, ¿en qué quedamos? ¿1.500 € o 300.000 €?
Las dos noticias coinciden en dos aspectos: hay políticos inaugurando y dan cifras sin demasiado sentido ya que no se asocian a determinadas funciones, características, dimensiones ni prestaciones para el usuario. Siempre es más correcto hablar de horquillas de precios, pero si no se detalla en base a que se dan esos márgenes, tampoco tiene mucho sentido darlos, puesto que dejan un espectro tan amplio que la información objetiva que aportan es nula.
De la misma forma que si entramos en un concesionario Dacia no podemos salir y afirmar rotundamente que un coche cuesta entre 5.450 € y 12.000 € ni tampoco podemos darnos una vuelta en un Aston Martin DB9 y afirmar que un coche cuesta 200.000 €. ¿Puede convertirse una vivienda en domótica con 1.500 €? Sí, desde luego que sí, pero si nos referimos a una vivienda pequeña, que cuente con una sola habitación y un sistema de clima de una sola zona y desde luego sin pretensiones ni funciones audiovisuales o multimedia. Para que el lector se haga una idea, solo las pantallas táctiles de las que hablábamos unas entradas atrás, pueden costar entre 200 € y más de 2.000 € y claro, la mayoría de las veces es necesario contar con una de estas para simplificarle la vida al usuario.
Volviendo al socorrido sector del automóvil, cuando queremos comprarnos un coche no nos hacemos la pregunta cuánto cuesta un coche, si no que nos planteamos qué tipo de coche nos hace falta (monovolumen, compacto, familiar, descapotable), qué marcas nos gustan o nos dan más confianza (asiáticas, europeas), qué extras queremos (aire acondicionado, climatizador, climatizador bizona, DVD en los asientos traseros, GPS) y, sobre todo, de qué presupuesto disponemos.
Con la domótica tenemos pensar de la misma forma: adecuar nuestra instalación de partida al tipo de vivienda en la que vamos a vivir, elegir la estética y el diseño que queremos ver todos los días, quién va a ser el profesional que cuenta con nuestra confianza para asesorarnos y ejecutar nuestro proyecto y en base a nuestro presupuesto valorar los extras que vamos a incorporar ahora y conocer los que podremos incorporar más adelante.