Empezó tímidamente en la segunda mitad de la década de los 70 como un artículo de lujo destinado a crear los edificios inteligentes que pueblan en la actualidad nuestras ciudades. No hace tanto, la domótica irrumpió en el hogar como un sistema automatizado que permitía al usuario gestionar y controlar, desde un único punto, gran parte de los aspectos de su vivienda: desde los sistemas de seguridad hasta el riego del jardín. Tan sólo basta un mando, el ordenador, el portátil o incluso el móvil.
Casas sensibles
Como todo avance tecnológico, la domótica ha mejorado y multiplicado sus servicios. Hoy en día, el sector habla de casas que sienten, es decir, viviendas equipadas con sensores capaces de apagar las luces al comprobar que ha aumentado la luz natural o bajar la calefacción cuando el sol calienta en invierno o aumenta el nivel de ocupación.
Opciones para todos los bolsillos
El tiempo no sólo ha hecho que estos sistemas sean más avanzados, sino también más competitivos, Así, cada hogar puede acceder a sus beneficios sin realizar una inversión desmesurada. Hoy por hoy, hay soluciones para casi todo tipo de vivienda y bolsillo.
La inversión inicial, según los indicadores, resulta amortizada a medio plazo con el ahorro económico que implica la instalación de sistemas domóticos. Más allá de este ahorro, la domótica contribuye definitivamente a logar un hogar más eficiente y sostenible, optimizando el consumo de electricidad, agua, energía y combustible (gas natural, gasóleo...). Se pueden obtener ahorrar energéticos de entre un 20% y un 30%.
Dos ejemplos prácticos, luz y climatización
Iluminación:
La domótica permite despreocuparse por el interruptor de la luz cuando abandonas una estancia de la casa o te vas de vacaciones. Los sensores se encienden y apagan en función de la presencia de personas en habitaciones y la luz natural que entra del exterior. Sin embargo, el control de la luz puede ser mucho más: subir o bajar los toldos, abrir las cortinas o subir las persianas para aprovechar la luz solar... La domótica basada en sensores aprovecha todos los factores a su alcance para minimizar el gasto eléctrico.
Climatización:
Al igual que la temperatura exterior, varía a lo largo del día, la domótica puede variar la de tu propia casa. Más allá del ajuste del aire acondicionado o la calefacción en los momentos en los que no estás en casa, los sistemas de domótica pueden llegar a adaptar la climatización a la temperatura exterior, la hora del día, la zona de la casa. Además, puede controlar la apertura y cierre de las ventanas para favorecer la climatización natural.
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