En Europa y Japón, donde la población se hace cada vez más vieja y no hay suficiente personal para atender a personas ancianas o con limitaciones físicas, varios grupos de expertos multidisciplinarios nos dimos a la tarea de investigar cómo desarrollar alternativas para el cuidado de éstos en sus propios hogares.
En apariencia nada de especial, se puede parecer a una casa común y corriente, con puertas y ventanas, un balcón que da hacia la calle; Pero solo en apariencia, ya que en realidad lo que se simuló es un laboratorio experimental, equipado con buena cantidad de sensores con el objetivo de desarrollar espacios inteligentes para personas con movilidad limitada y que viven solas.
Un sistema de información, basado en la TIC (tecnología de la información y la comunicación), intercomunica dichos sensores, que son capaces de informar sobre el deterioro de la salud o el comportamiento de una persona en tiempo real.
Sensores y cámaras instalados en el mobiliario de la casa como la estufa, gabinetes de la cocina, los grifos del lavamanos y la ducha, el lavabo, sillas y taburetes, etc., permiten saber si hay comportamientos riesgosos para las personas que allí viven.
Por ejemplo, se podrá saber si la persona se levanta cada vez más y más tarde, si permanece demasiado tiempo sentada en una silla, si pasa por alto alguna de sus comidas, si se demora mucho tiempo en desplazarse de un lugar a otro, etc. Una señal es enviada a sus familiares o a la persona encargada del cuidado.
Todo esto gracias a sensores y cámaras de precisión que se comunican entre ellos de manera inteligente, a través de un protocolo de radiofrecuencia como el citado en mi artículo: “Internet de las cosas”, además de un programa de computador de análisis de datos.
Lo que falta para ponerlo en marcha es la parte ética en cuanto a la privacidad de las personas, ya que sobre todo en los países europeos la privacidad de las personas y más en el hogar es un tema sagrado.
En apariencia nada de especial, se puede parecer a una casa común y corriente, con puertas y ventanas, un balcón que da hacia la calle; Pero solo en apariencia, ya que en realidad lo que se simuló es un laboratorio experimental, equipado con buena cantidad de sensores con el objetivo de desarrollar espacios inteligentes para personas con movilidad limitada y que viven solas.
Un sistema de información, basado en la TIC (tecnología de la información y la comunicación), intercomunica dichos sensores, que son capaces de informar sobre el deterioro de la salud o el comportamiento de una persona en tiempo real.
Sensores y cámaras instalados en el mobiliario de la casa como la estufa, gabinetes de la cocina, los grifos del lavamanos y la ducha, el lavabo, sillas y taburetes, etc., permiten saber si hay comportamientos riesgosos para las personas que allí viven.
Por ejemplo, se podrá saber si la persona se levanta cada vez más y más tarde, si permanece demasiado tiempo sentada en una silla, si pasa por alto alguna de sus comidas, si se demora mucho tiempo en desplazarse de un lugar a otro, etc. Una señal es enviada a sus familiares o a la persona encargada del cuidado.
Todo esto gracias a sensores y cámaras de precisión que se comunican entre ellos de manera inteligente, a través de un protocolo de radiofrecuencia como el citado en mi artículo: “Internet de las cosas”, además de un programa de computador de análisis de datos.
Lo que falta para ponerlo en marcha es la parte ética en cuanto a la privacidad de las personas, ya que sobre todo en los países europeos la privacidad de las personas y más en el hogar es un tema sagrado.
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